Bajo la brillante dirección de Pinchas Steinberg, esta obra inusual se apreció en esplendidas condiciones musicales. Al nível vocal destacó la preparación coral de Patrick Marie Aubert, que además de dirigir el coro adulto e infantil del Capitole, preparó tambien el coro de la Opera de Burdéos que colaboró en la obra.
Si en lo musical todo fue de gran acierto, en el escénico la cosa no fue tan pertinente: el dúo Frigerio-Squarciapino crearon una estetica gris, hieratica y rigida que en nada ayudó a captar el entusiasmo del espectador, y si las lineas minimalistas del primero se pudieron comprender, el vestuario de la segunda resultó bastante aburrido y sin interés. A esto se sumaron las luces inadecuadas de Vinicio Cheli.
Se entendió el objetivo conceptual de Nicolas Joel, que por razones de salud dejó la realización a su ayudante Stéphane Roche, que no supo dar vida a las ideas de su maestro.
Una puesta en escena pétrea, con total ausencia de acción y de dirección de actores que cantaron siempre de forma frontal y mirando fijamente al maestro, como si de un concierto se tratase.
En el escenario reinó Marie-Nicole Lemieux, con su Esfinge maravillosa vocal y teatralmente, acompañada del estupendo Tirésias de Aruntjun Kontchinian, que, a pesar de sus cortas intervenciones, no encontraron igual calidad en la prestación del Oedipe de Franck Ferrari, vocalmente correcto pero irrelevante a nível interpretativo. De subrayar las interpretaciones de Emiliano González Toro, Jérôme Varnier, Amel Brahim-Djelloul y de Maria José Montiel, una justa y sensible Mérope.
Si en lo musical todo fue de gran acierto, en el escénico la cosa no fue tan pertinente: el dúo Frigerio-Squarciapino crearon una estetica gris, hieratica y rigida que en nada ayudó a captar el entusiasmo del espectador, y si las lineas minimalistas del primero se pudieron comprender, el vestuario de la segunda resultó bastante aburrido y sin interés. A esto se sumaron las luces inadecuadas de Vinicio Cheli.
Se entendió el objetivo conceptual de Nicolas Joel, que por razones de salud dejó la realización a su ayudante Stéphane Roche, que no supo dar vida a las ideas de su maestro.
Una puesta en escena pétrea, con total ausencia de acción y de dirección de actores que cantaron siempre de forma frontal y mirando fijamente al maestro, como si de un concierto se tratase.
En el escenario reinó Marie-Nicole Lemieux, con su Esfinge maravillosa vocal y teatralmente, acompañada del estupendo Tirésias de Aruntjun Kontchinian, que, a pesar de sus cortas intervenciones, no encontraron igual calidad en la prestación del Oedipe de Franck Ferrari, vocalmente correcto pero irrelevante a nível interpretativo. De subrayar las interpretaciones de Emiliano González Toro, Jérôme Varnier, Amel Brahim-Djelloul y de Maria José Montiel, una justa y sensible Mérope.
Le 14 octobre 2008
Théâtre du Capitole
Toulouse
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