Friday, February 22, 2008

LA COPA DEL AMOR Y DE LA MUERTE


(Versión reducida de la critica anterior sobre la función del 4 de Febrero 2008 de la ópera «Tristan und Isolde» de Richard Wagner, en el Teatro Real de Madrid)


Para esta historia de amor universal el director Lluís Pasqual eligió situar cada acto en una época diferente: el primer acto en el siglo XIII, época de origen del mito que dió nacimiento a esta ópera; el segundo en el siglo XIX, cuando escribió Wagner la ópera; y el tercero discurría en lo que podría ser un hospital moderno, del siglo XX. Estas evoluciones cronologicas contribuieron a ensalzar la intemporalidad de la obra.
Para esto el director colaboró con dos artistas bien conocidos de la escena lirica: Ezio Frigerio y Franca Squarciapino. Pero si la escenografia de Frigerio daba coerencia a la obra, a la vez que dejaba espacio a la imaginación, los figurines de Squarciapino quedaron solamente como complementarios al trabajo del escenografo.
La orquesta titular mostró su profesionalidad, pero la dirección de Jesús López Cobos le sacó algunas veces un volumen demasiado fuerte, haciendo dificultosa la audición de los cantantes.
Jeanne-Michèle Charbonnet fue una Isolde generosa, totalmente entregada a su personaje y con gran vigor vocal. A su lado brilló el Tristan de Robert Dean Smith, de una gran sensibilidad interpretativa. Alan Titus fue un Kurwenal sin ambigüedades y con una fuerza vocal capaz de sobrepasar el volumen a menudo demasiado fuerte de la orquesta. La Brangäne de Mihoko Fujimura, a pesar de su maravillosa interpretación vocal, decepcionó por su teatralidad algo anticuada y nada adaptada a esta puesta en escena contemporánea.
El bajo aléman René Pape fue un Rey Marke de gran nivel, extraordinario en la belleza de su canto y en la nobleza de su expresividad, así como Alejandro Marco-Buhrmester que se impuso por su presencia en el rol de Melot, dejando el interés de verlo y oirlo en papeles protagonistas. Ángel Rodríguez y David Rubiera, unicas voces españolas de esta producción, a pesar de su aparición breve, cantaron con temperamento y personalidad.
Teatro Real de Madrid

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